sábado, 14 de marzo de 2009

[23.09.08: PRIMAVERA]

Entonces llega la primavera. Mirás por la ventana y el frío se detuvo. Hay estrellas, trenes, grillos... como en las otras primaveras. Hay autos, ladridos, rincones y estás en la misma cama llorando como en las otras primaveras.
Entendés que nada cambia, que una y otra vez todo se repite, que cada momento que te sorprendió, hoy vuelve a ser la realidad que te hacía gritar.
Estás callada, sin querer dormir y simplemente te dejás llevar por las sensaciones, hasta que las lágrimas caen y entendés el laberinto que nuevamente estás recorriendo. Sabés que cuando salga el sol, las sombras se harán más pequeñas, pero ya no faltará tanto para la próxima noche, y cuando veas las estrellas recordarás el llanto. Porque entendés que nunca nada termina, solo cambia sus límites (sólo una máscara más clara).
Vas a mirar el calendario, vas a contar los meses, sabrás que llegarás los colores del verano, las sorpresas de marzo, los subtes fríos de julio y luego vas a saber que ya no falta tanto para la primavera, tampoco para sus ventanas y sus noches.



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