lunes, 9 de marzo de 2009

A SOLAS

Una vez que el reloj comienza ya no se detiene.Solo vos pudiste quebrar la delicia del tiempo y convertir las horas en cristales. Yo lo vi y te lloré. No lo esperaba, no lo creía...
Parece que la hora de soltar tu mano y deambular poco a poco llega, aún estando atada.
En el silencio de la noche, encuentro un espacio para estar sola, para pensar sin consecuencias que este final recién empieza y que ya no hay vuelta atrás.

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