domingo, 3 de mayo de 2009

LO PERDIDO

Arde su boca en la memoria del viento. Esquiva las promesas que entonan soledades. La noche llega y la encuentra desprevenida. Enciende la lámpara, se aferra a la tinta negra y dialoga con un pálido papel que con cierta lentitud va poblando sus renglones.
Ella emerge de la oscuridad, para destruir aciertos en sus expresiones. Invoca la figura de una sombra desaparecida y teme que el espejo se convierta en pequeños cristales cuando se refleje su rostro perdido y seco.
Ella espera en un escenario donde el calor fue arrastrado por las hojas. Nadie comprende sus monólogos, nadie escucha. Ella canta para quebrar algunas distancias y mantiene los ojos abiertos para que su cuerpo no desborde realidades. Solo las palabras la acompañan. Ella encuentra un refugio.




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