jueves, 23 de julio de 2009

CAMPO DE BARRO

Los pies embarrados en un charco sin vida. Las manos abrazan el aire, mi boca muerde palabras, mientras los ojos se cierran para no ver cómo otro día comienza con el mismo matiz que el anterior.
Acá espero. Con la voz desgarrada por rogarle a la oscuridad que me deje sola. Acá, con tu sabor que vuelve entre sueños, entre calles donde ya no estás.
Cuando regreses, yo ya habré olvidado el contar de las horas como agujas que se clavan y luego caen con violencia.
Cuando me busques, un campo sin flores pretenderá ser otra vez ese jardín verde donde los colores susurrarán la existencia de todo eso que fue nuestro.


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